Hay algo dentro de ti que sabe, incluso cuando no tienes palabras para explicarlo.
Una certeza sutil, un movimiento interno que te guía, que te orienta,
aunque no venga de la lógica, ni de la mente.
A eso lo llamamos intuición.
¿Qué es la intuición?
La intuición es una forma de sabiduría interna. No es magia ni adivinación. Es el resultado de tu experiencia, de tu sensibilidad, de todo lo que has vivido y sentido… concentrado en una sensación, un impulso, una certeza silenciosa.
La intuición no grita, no argumenta. Simplemente sientes que algo es, o no es, para ti. Es el cuerpo que reacciona antes que la mente.
¿Cómo conectar con ella?
Conectar con tu intuición no es algo que se enseña con un manual.
Es un camino hacia dentro. Un proceso de volver a escucharte.
Aquí algunos pasos que ayudan:
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Silencia el ruido externo
Vivimos rodeados de opiniones, consejos, pantallas, estímulos.
Para escuchar tu intuición, necesitas espacios de silencio, de pausa, de conexión contigo.
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Habita tu cuerpo
La intuición no suele venir de la mente… viene del cuerpo.
Escucha cómo se siente una decisión: ¿ligereza o peso? ¿expansión o contracción?
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No busques certezas absolutas
La intuición no siempre da garantías. Solo dirección.
Confía en esa primera impresión, en esa sensación suave pero firme.
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Cuida tu energía emocional
Cuando estamos muy bloqueados, cansados o ansiosos, la intuición se nubla.
Cuidarte emocionalmente es abrir espacio para que esa voz interna vuelva a aparecer.
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Hazle caso, aunque sea en cosas pequeñas
Cuanto más la escuchas, más clara se vuelve.
Es como un músculo: necesita uso, respeto y confianza.
